Hace mucho
tiempo, en una galaxia muy muy lejana… Aparecen esas palabras azules y mi
corazón deja de trabajar unos segundos, para que todo mi organismo disfrute al
completo. Diez años después de que “La
venganza de los sith” pusiera fin a dos trilogías de ensueño, J.J. Abrams
volvió a inundar el mundo con la vuelta de Star
Wars y la emoción no se hizo esperar.
Sin mencionar ni un solo detalle de la película, te diré que
mereció la pena. Casi había olvidado (desde el ascenso del Real Valladolid en
2012) lo que se siente al cumplir un sueño. Todo tu cuerpo paralizado, ojos
midriáticos, estómago empequeñecido, cerebro ordenando liberar oxitocina de una
forma torrencial y corazón en plena taquicardia… y en mi caso añadir pequeños
amagos vertiginosos que me incomodaron con las letras iniciales, pero sólo lo
menciono para haceros una idea más detallada.
Fueron poco más de dos horas de placer. No hablo del placer
que puede dar un orgasmo, ya que su duración es mucho menor y de no serlo no
sería sano; sino de la ilusión de un niño unida a la cordura de un adulto, que
no permite desilusiones sea cual sea la calidad de la película.
Aunque Star Wars es
mi base personal de frikismo, grandes historias como Harry Potter (en 2º lugar) o El
señor de los anillos las vivo bastante de cerca.
Por otro lado está mi faceta futbolera, mi otra gran pasión,
el Real Valladolid. Equipo que descubrí en 2007 tras hacerme eco del ascenso
con récord incluido, y al que (con algunos fallos al principio) encantado
conseguí afiliarme. Desde aquí agradecer de por vida a mi buen amigo David, con
el que vi por primera vez al equipo desde la televisión, y a mis primos más
mayores que me dieron la oportunidad de verle en directo.
Siempre he pensado que en este deporte somos del equipo con
el que más empatizamos. Cuando vi al Pucela jugar tenían errores de novato (y
siguen), recibían críticas de su hinchada cada fin de semana y sufrían por
ganar cada partido; pero lo que me encantó fue la garra, la entrega que
mostraban y la humildad que transmitían. Soy del Pucela por una única razón, me veo a mí mismo cuando les veo jugar,
y no contemplo otra cosa que seguirles hasta el final.
No considero absurdo ninguno de estos dos aspectos, ni
inteligente aquella persona que me desprecie por tenerlos. Seguramente no haya
mucha gente que conozca que viva ambos como lo hago yo, pero de hacerlo
invitaría a esa persona a conocerme, ya que me resultaría de especial interés.
Para finalizar, agradecerte a ti, si a ti, haber invertido
unos minutos en leerme, en conocerme y en explorar un mundo lejos de la
realidad diaria. Porque a veces la ficción es mejor que la realidad. Y desde
aquí te mando mis mejores deseos para estas navidades, que el mejor regalo es
compartir, no ya la lotería, sino tu sonrisa.
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