domingo, 15 de noviembre de 2015

"Cuestión de... ¿valentía?"

Cuestión de... ¿valentía?

 
 Voy paseando por la calle un día cualquiera y me cruzo con una joven, morena, bonitos ojos marrones, pelo liso y gran sonrisa; sin embargo, lo que me atrae de ella no son sus aspectos "románticos" que se suelen llamar, sino su atractivo cuerpo. Basta con decir que se me activa mi libido sexual a pesar de que mi forma de ser me impide acercarme a ella. En el trayecto a la universidad no reparo en mirarla de vez en cuando ansiando, por un lado, una mirada que me diga "acércate y sedúceme", pero por otra parte me parece tan puramente animal y basto que deseo un gesto negándome su atención.
  Al fin tras un buen rato que se me pasa rápido llego a la universidad, ella se queda sentada y la pierdo de vista. Se que en algún momento me alegrará no verla más pero mientras me bajo del autobús mis pensamientos se centran en ella. Han sido unos psicológicamente apasionados 20 minutos...

 Durante las horas de clase, descansos incluidos, voy olvidando mi particular momento animal que se ve invadido por la fuerza de mi corazón. Echo un vistazo más allá del móvil, a la realidad y a mi entorno. Contemplo las típicas escenas de parejas que se echan de menos como si hace años que no se vieran. Los primeros segundos sonrío; mis amigos y gente que sin serlo no me cae mal disfrutan de su noviazgo, de su suerte. Sin embargo, al cabo de un rato me invade una mezcla de tristeza e ira. Siento un vacío que nadie que conozca tiene intención de llenar, un vacío conocido como soledad o para entendernos, falta de amor juvenil. No es una sensación agradable ni mucho menos, tampoco te ayuda en absoluto en ningún aspecto de la vida, simplemente está ahí, esperando ser atendida y con una visión de futuro tremendamente pesimista.


 Y llego a casa, tras haber experimentado las dos sensaciones que todos ser humano experimenta alguna vez en su vida teóricamente con la misión de hacerte madurar, hacerte crecer. Pero para que algo te enseñe de verdad hay que saber combatirlo, hacer que desaparezca.

 En lo referente al deseo sexual es fácil liberarse. Sin tachar a nadie de asqueroso/a (no pertenece a un único género), ya que es algo totalmente natural, auto-complacerse es la solución. ¿Lo negativo? el pensamiento tradicionalista de quienes en su primer encuentro sexual, si este no es "temprano", acabarán antes de tiempo. ¿Y lo bueno? todo lo demás, una actividad íntima que ayuda a conocerse,  a adentrarse en el mundo del erotismo y a liberar la mente.

 Por último tenemos el amor, una sensación de puro corazón, que nubla la mente, inunda todo tu cuerpo y ralentiza los cinco sentidos. ¿Cómo te liberas de ella cuando sólo te perjudica? en opinión de un servidor hay dos maneras, ninguna sencilla. La primera radica en tener gente a tu lado que sean capaces de escuchar tus lamentos, a pesar de que no varíen mucho en su descripción y, por ello, el interés sea cada vez menor. La otra forma es armarse de paciencia, apoyarse en algo sólido que anime de verdad, y repetirte de una forma creíble la frase "todo llega, todo llega".

 Es más molesto, más jodido y más significativo el amor, en mi opinión peor cuando ni lo sientes ni lo suscitas ya que estos dos estados al menos alegran un tiempo. No obstante, nada ni nadie es invencible y, como ya he mencionado, una forma de llenar algo ese vacío es contarlo. ¿No confías en que interese a nadie? entonces coge un bolígrafo, o un teclado y ponte a escribirlo. Te ayudará y, quizás, ayudes a alguien que pasa por ese túnel sin luz al final.

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