A lo largo
de cada día pienso más que hago. Me acuerdo de los que ya no
están, de los que están pero no forman parte de mi vida diaria y de aquellas
personas que cada día tengo el privilegio de conocer.
Supongo que quizás seas alguien de los que piensan al leer mi
párrafo anterior “a buenas horas te acuerdas”. Adelante, vete, porque hoy voy a
hablarte de quienes son mi vida. Y si, porque ya era hora.
A lo largo de la vida conocemos un número incontable de
personas, aunque según la etapa en que estemos nuestro grupo más cercano tendrá
unas cualidades u otras, esté formado o no por las mismas personas siempre (que
es difícil), porque todos evolucionamos.
Durante mi costosa etapa escolar en la que no quise o no supe
integrarme con los demás, tuve siempre un buen amigo que a los 15 años la vida
me arrebató. Aunque los grandes genios siempre dejan un buen legado, y el tuyo
me cambió la vida. Como diría Spock “larga vida y prosperidad” allá donde
estés.
Fui creciendo y, tras un primer intento de socializar, me
despeñé. Abrí los ojos, observé la realidad y decidí que ese no era mi mundo,
aunque me quedaban muchos más por descubrir. Desde aquí agradecer cada día a
los tres que, desde mi etapa en la E.S.O, forman parte de mi modesto grupo
social, pilar de mi forma de ser.
Justo antes de entrar en la universidad quise experimentar la
sensación del fútbol con amigos. Me uní a una gran peña blanquivioleta y durante
un año disfruté del verdadero sentimiento futbolero. Conservo algún que otro amigo de aquel grupo a quien aprecio
mucho, y espero poder volver algún día.
Ya en la universidad, no fue hasta el segundo curso cuando
las verdaderas amistades comenzaron a forjarse. Una de las más importantes
aquel del que acogí la idea de escribirte. Ya en tercero, a sabiendas de que
aún no he acabado y, por lo que he podido ver, puede pasar cualquier cosa,
cuatro jóvenes futuras enfermeras me llamaron la atención. De momento he tenido
la suerte de crear alguna que otra amistad, y aunque todo es relativo, ha sido
hasta el momento el mejor año universitario tanto a nivel académico como
personal.
La amistad no se forma de un día para otro, hay que poner
ganas, empeño y corazón. Perder un amigo o a una amiga puede doler tanto como
romper con tu pareja, son sentimientos al fin y al cabo. Creo que no vale la
pena luchar por quienes no te consideran único, y pierden mi respeto quienes dicen
ser mis amigos pero no hacen más que herirme por sus actos u omisión de los
mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario