Queridos
lectores, querido lector en singular,
Me dirijo a tí como cada vez que me vienen ideas que contar,
para hablarte un poco más de mi vida. No hechos concretos (quizá se me escape
alguno), sino más bien experiencias y visiones.
Esta última semana empecé a practicar la enfermería en todo
su esplendor, dedicándome a personas en cuerpo y alma con todo el respeto a sus
vidas que esta profesión tiene implícito en una norma no escrita.
Comencé el lunes 15 con el miedo recorriendo mis extremidades
y evitando molestar tanto a mi profesor como a los propios pacientes. Pues
bien, tres días después, el jueves, había perdido ese miedo, simpatizaba lo
justo y necesario con mis héroes y comencé a disfrutar de mi trabajo.
Sólo acabo de empezar, aún me queda mucho camino y
experiencia por adquirir pero para mí, esta primera impresión ¡sí que cuenta!
Mencionar que el día más interesante irónicamente fue el
primer turno nocturno, que empezó con pensamiento lento pero correcto y acabó
en un éxito personal para rematar la primera semana.
En cuanto a lo deportivo… mucho que decir y cada idea menos
bonita que la anterior. Considero que una actividad de ocio y disfrute como un
partido de fútbol no debería ser objeto de dictadores vestidos de amarillo y negro.
Esta vez fuimos 9.000 al Zorrilla, pocos sí, pero ninguno pudo evitar expresar
su opinión de desacuerdo, a un hombre que a buen seguro no vino a impartir
justicia sobre el césped (su oficio), sino a burlarse de todo blanquivioleta
presente aprovechando su “aforamiento” particular.
Esto es Valladolid, Zorrilla
Sr Figueroa, no un circo donde personas como usted puedan ejercer de payasos. Ayer
fue una broma de muy mal gusto.
Para finalizar, dedicar estas líneas a mi vida personal. Simplemente
diré que me siento feliz, pero no diré más porque lo mejor está por llegar.
Atentamente,
Un pucelano de corazón