lunes, 22 de febrero de 2016

"Queridos lectores..."

Queridos lectores, querido lector en singular,
 Me dirijo a tí como cada vez que me vienen ideas que contar, para hablarte un poco más de mi vida. No hechos concretos (quizá se me escape alguno), sino más bien experiencias y visiones.
Esta última semana empecé a practicar la enfermería en todo su esplendor, dedicándome a personas en cuerpo y alma con todo el respeto a sus vidas que esta profesión tiene implícito en una norma no escrita.

 Comencé el lunes 15 con el miedo recorriendo mis extremidades y evitando molestar tanto a mi profesor como a los propios pacientes. Pues bien, tres días después, el jueves, había perdido ese miedo, simpatizaba lo justo y necesario con mis héroes y comencé a disfrutar de mi trabajo.

 Sólo acabo de empezar, aún me queda mucho camino y experiencia por adquirir pero para mí, esta primera impresión ¡sí que cuenta!
 Mencionar que el día más interesante irónicamente fue el primer turno nocturno, que empezó con pensamiento lento pero correcto y acabó en un éxito personal para rematar la primera semana.
 En cuanto a lo deportivo… mucho que decir y cada idea menos bonita que la anterior. Considero que una actividad de ocio y disfrute como un partido de fútbol no debería ser objeto de dictadores vestidos de amarillo y negro. Esta vez fuimos 9.000 al Zorrilla, pocos sí, pero ninguno pudo evitar expresar su opinión de desacuerdo, a un hombre que a buen seguro no vino a impartir justicia sobre el césped (su oficio), sino a burlarse de todo blanquivioleta presente aprovechando su “aforamiento” particular.
 Esto es  Valladolid, Zorrilla Sr Figueroa, no un circo donde personas como usted puedan ejercer de payasos. Ayer fue una broma de muy mal gusto.
 Para finalizar, dedicar estas líneas a mi vida personal. Simplemente diré que me siento feliz, pero no diré más porque lo mejor está por llegar.
 Atentamente,
Un pucelano de corazón

jueves, 11 de febrero de 2016

"Y los sueños... no fueron sólo sueños"

 No sé muy bien cómo empezar esta vez irónicamente, los grandes entusiasmos son indescriptibles. Está bien, a ver qué tal me queda…
 Te prometí que volvería cargado de emociones y así lo hago, lo que no expliqué fue que esas emociones apenas me dejarían articular palabras…

 Pero aquí estoy, habiendo acabado ya mis compromisos hasta dentro de poco con la universidad. Y si he vuelto es para decirte que lo conseguí y que nada ha acabado, al revés, he conseguido abrir una puerta a un nuevo mundo que parecía atascada hasta ahora, tras varios intentos de forzarla sin éxito. He conseguido darme más vida, dar un puñetazo sobre la mesa al grito de “aún estoy aquí, ¡¡escuchadme!!”. Por fin lo he conseguido.
 
 Como siempre, no hubo mal que por bien no viniera. Volví a estudiar lo que según resultados no conocía suficiente y aunque, a priori, cuando hace poco más de un año supe de mi primer fracaso en esta asignatura me sentí hundido, hallé vida. Este año ya he disfrutado más del doble que el pasado; con nuevas personas en mi vida y buenos resultados que han hecho dulce el suspenso que parecía más amargo. Caí sí, pero volví con fuerza.

 2016 acaba de empezar. Viajaré con el Real Valladolid, conoceré la Catedral del fútbol español, comenzaré a practicar enfermería en el mundo real, disfrutaré cada triunfo como si fuera el último para recordármelo en cada fracaso y te seguiré buscando, si a ti, a la chica que entregaré mi alma que tanto me esfuerzo en educar, y que cuando te encuentre gritaré a pleno pulmón y con el corazón “valió la pena esperar”.